*Cada persona es lo que hace con lo que hicieron de ella.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Diana Maffía: “no podemos confundir un dogma religioso con una ley pública"

* de http://hijasdeeva.wordpress.com/2010/12/08/diana-maffia-%E2%80%9Cno-podemos-confundir-un-dogma-religioso-con-una-ley-publica%E2%80%9D/

La diputada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Diana Maffía, estuvo presente en la audiencia publica sobre la despenalización del abortoque se realizó en el Congreso y que contó con la presencia de la referente de Human Rights Watch, Marianne Mollman.

En esa jornada, que se realizó el pasado 30 de noviembre, varias diputadas y diputados dieron sus opiniones y aportaron al debate. Nos interesa reproducir las palabras de la legisladora porteña porque, entendemos, abordó varios de los puntos mas conflictivos a la hora de discutir la necesidad de una ley que legalice el aborto.

“Muchas gracias a las diputadas por haber promovido esta discusión, al presidente de la Comisión de Legislación Penal-es una discusión demorada y por eso el proyecto perdió estado parlamentario en la gestión anterior- y a Marianne Mollman por su exposición.

El estudio empírico que hizo Human Rights Watch en 2005 fue el primero donde se dieron cifras y donde desde un organismo internacional de derechos humanos se dio una visión en el marco de los derechos humanos sobre el problema del aborto. Fue muy importante poder discutir el aborto con ese documento en la mano porque había cifras, había hechos, no había meramente opiniones sino cifras, situaciones problemáticas que quienes estamos en posiciones legislativas tenemos que resolver.

Y si bien le agradezco esta apertura al doctor Juan Carlos Vega –que además es de mi bloque político-, quiero hacer una salvedad porque en el inicio me parece que hubo una afirmación que me gustaría que corrigiéramos. Se dijo que en esta reunión se iban a evitar extremismos, y los extremismos que se pusieron como ejemplos fueron la religión y el feminismo. La verdad es que me parece que no son buenos ejemplos de extremismo, en primer lugar porque creo que son perfectamente conciliables, como bien lo muestra Católicas por el Derecho a Decidir, una de las organizaciones impulsoras de este debate.

La voluntad de trascendencia, la religión, las convicciones personales son absolutamente respetables; lo que no podemos confundir es un dogma religioso con una ley pública. No podemos confundir el pecado con el delito, no podemos perseguir el pecado con la fuerza pública ni transformar las convicciones personales y dogmáticas en obligaciones sociales.

Y eso está dentro de nuestra estructura como Estado laico. Así que no me parece una buena oposición y me gustaría que pudiéramos definir apropiadamente los términos, en particular con respecto al feminismo. Esa es una posición que constata las desigualdades entre varones y mujeres y que las considera injustas. Además es una posición que compromete nuestra práctica teórica, política y cotidiana al evitar esas desigualdades y que obliga a las mujeres a estar presentes en todas aquellas situaciones donde nuestras vidas están en juego.

En particular una cuestión como el aborto obviamente pone en juego las vidas y los cuerpos de las mujeres. Ningún otro cuerpo más que el de las mujeres, no el de los varones, va a ser afectado por el aborto. Me refiero a que por lo menos es una cosa llamativa que varones, e incluso varones célibes, nos digan cómo tenemos que proceder respecto a nuestros conflictos morales. Podrá tratarse de una recomendación; pero nunca de una obligación y menos aun incluirse en el marco del derecho penal. Como bien decía Marianne, el aborto es la resolución de un conflicto con respecto a un embarazo no deseado, entre una maternidad obligatoria y una interrupción de un embarazo.

Rescato una frase que me parece muy importante de Marianne: ninguna mujer se embaraza para abortar. Pero muchas lo hacen contra su voluntad por situaciones en las que no son libres de embarazarse. Puede ocurrir que no tengan acceso a la anticoncepción, que no reciban educación sexual o que vivan situaciones sexuales violentas por las que a veces se las obligue a tener relaciones sexuales no consentidas, incluso bajo vínculos legítimos como el matrimonio.

Si ninguna mujer se embaraza para abortar, lo que tenemos que evitar es el embarazo no deseado. Y para eso tienen que estar presentes las políticas públicas. Es decir que el Estado debe estar presente no para prohibir el efecto sino para evitar las causas. Además el Estado debe brindar educación sexual, métodos anticonceptivos y políticas efectivas para la inequidad y violencia de género porque todos ellos son insuficientes. Ese Estado que está ausente en las tres instancias que evitan el embarazo no deseado, solamente se hace presente para prohibir. Y aquí deberíamos reflexionar acerca de si la clandestinidad, que es finalmente el resultado de la prohibición de abortar, como dice Marianne, no evita al aborto sino que lo hace peligroso.

Moralmente creo que uno de los argumentos más difíciles cuando hablamos de aborto es el derecho a la vida del embrión. En la discusión del aborto siempre que hablamos de los derechos de las mujeres se agrega que se vulnera el derecho a la vida del embrión. Sin embargo, hay que preguntarse si hacer clandestino y prohibir el aborto es un buen vehículo para proteger la vida del embrión. Y claramente no lo es, porque si el hacerlo clandestino no impide el aborto, de todas maneras se lleva la vida de esos embriones. Esto si fuera un argumento pertinente, aunque yo no creo que lo sea, no sólo se lleva esas vidas sino también la de las mujeres. Un tercio de las muertes maternas son por abortos clandestinos. Y esas son muertes absolutamente injustas que no se salvan haciendo clandestino y no legalizando el aborto.

Entonces tenemos que pensar que si vamos a defender la vida podemos hacerlo de una manera ineficaz y negativa mediante prohibiciones, lo cual evidentemente no da resultado y se lleva el doble de vidas ya que por cada embrión hay una mujer. O podemos defenderla positivamente con las políticas públicas presentes y considerando que el Estado, que estuvo ausente en las instancias anteriores, no es legítimo que se haga presente para prohibir exigiendo cosas no exigibles -esto bien lo sabe el presidente porque es especialista en derechos humanos-, como son las acciones heroicas o supererogatorias.

Cuando el Estado estuvo ausente, no le puede exigir a una mujer que lleve una vida heroica simplemente mediante una prohibición. No es moralmente exigible que una mujer lleve adelante un embarazo no deseado”.

jueves, 2 de diciembre de 2010

otro dia mas sin.

Globos, o una flor y otra flor celeste
O un par de abrazos.
O todo junto.

...

Tarda en llegar
Y al final, al final
Hay recompensa



(O de una Mujer.)