*Cada persona es lo que hace con lo que hicieron de ella.

lunes, 20 de junio de 2011

Sobre la aceptación y la importancia de los silencios o espacios o agujeros o distancias

El otro día estaba en percu (retomando, después de un par de meses), estábamos haciendo no sé qué cambios de ritmo, cuando el profe dijo algo tipo que respetemos los silencios... y entonces mi cabeza empezó a ir a mil.

Claro! Cómo no me dí cuenta antes! Sin silencios, no hay melodía posible. Sin silencios, todos los ritmos son iguales, son monótonos, son el mismo.

Y eso, creo, se aplica también a los discursos.

Supongamos que yo (A) estoy teniendo una conversación con B. Y yo le digo a B una frase, digamos "xxxxx". B podrá interpretar diversas cosas: "yxxx", "xxxxxxxxxxx", "x", "xyxyx"... las interpretaciones posibles son infinitas. Hasta quizás, interprete "xxxxx", pero esa frase le implique a B cosas muy diferentes a las que le implica a A.

Aquí, LA revelación:
SIEMPRE hay una distancia entre las personas involucradas en la comunicación. Y esa distancia es INEVITABLE. Me doy cuenta que durante toda mi vida, quise acotar, disminuír esa brecha. Y que quizás me metía en un círculo sin fin de aclaraciones, acotaciones, de "yo quise decir que... ", "pero mirá que esto no significa..", "yo no quiero que pienses que yo...", etcétera, etcétera. (Cosa super desgastante no sólo para mí, sino también para la otra persona.)

Ese espacio es inevitable porque sí. Es cierto que hay personas con las cuales la brecha es mayor, menor, cambia durante el tiempo, conociéndose puede acotarse... Pero siempre queda ese espacio.

Ese espacio es inevitable, en parte, porque el lenguaje limita. No sé por qué razón, ni desde cuando, tenía esa expectativa de que el lenguaje lo pudiera todo. Esa idea de que aclarando, aclarando, aclarando, finalmente la otra persona pudiese realmente entender exactamente lo que yo realmente quise decir, sin más, sin menos.

Ese espacio es inevitable por las obvias diferencias entre las personas. Culturales, de contexto, histórico-biográficas, de personalidad, maneras de entender y creer el mundo, en fin.

Quizás todo esto ahora suene realmente muy obvio, pero en mi vida no lo fue. Quizás es que nunca hasta ahora pude decirlo tan simplemente.

Gasté miles de esfuerzos en intentar que las personas no malinterpretaran lo que yo digo, o simplemente no lo interpretaran diferente. Quizás "teóricamente" sabía que era imposible, pero recién ahora lo estoy asimilando.

Que tendrá que ver, no, con lo que decía al principio de los silencios?
Bueno, esto mismo: los silencios como agujeros, faltas, brechas... Que yo siempre quise taparlas, rellenarlas... Uf, por qué me metí en tarea tan desgastante y sin sentido!
Y ahora, capaz, me doy cuenta de eso: que estos silencios son, primero, inevitables, y segundo, que están buenísimos.

Sino, no tendríamos música.

sábado, 18 de junio de 2011

listas

Hará más o menos unos 5? años, encontré, mientras limpiaba y ordenaba cajones, una lista. Era la lista de requisitos que tenía que cumplir el -en ese momento- chico que me gustara, y la había escrito estando en la primaria. No sé bien qué se me habrá cruzado cuando escribí esa hoja, ni por qué lo hice...

Ahora asumo que probablemente quería convencerme de esos "requisitos", pero que en verdad, no estaba segura... Sino, una no los tiene que visualizar en una hoja, no?

Cuestión, claro está, cuando encontré esta hoja no supe si ponerme a llorar o largar una carcajada (aunque creo que es una mezcla de las dos cosas): los benditos requisitos eran: "lindo", "inteligente", "con plata", "más alto que yo", "más grande que yo", "judío", "buen alumno", y no sé si algo más.

Impresionante, no? lo fuertes que son los mandatos a veces.

Por suerte, con el tiempo, -y para la altura en la que recuperé esa hoja-, fui pudiendo deconstruir tanto mandato, para darme cuenta que nada, pero nada de esa lista tenía que ver conmigo. Deconstrucción que, supongo, un poco tiene que ver con crecer, con ir interrogando y conociendo mi propio deseo (mis propios deseos... como si tuviera uno sólo!).

La cuestión es.. y realmente no quiero sonar cliché, pero me vengo preguntando sobre qué es el estar enamorado/a. O no, paren: vamos a quitarle cursilería: qué es que te atraiga alguien. Está clarísimo que cuando una la flashea con alguien, hace una lectura súper acotada y selectiva de lo que es esa persona, y además pone una gran cantidad de mambos, ideales, proyecciones en juego sobre ella. La cuestión es, que el amor tiene una parte (me molesta bastante esto de andar separando todo en partes, pero a veces lo esquemático me persigue) irracional, no? Bah, en realidad esa es mi duda. El amor, es racional? Es irracional? Es ambas cosas? Obvio que la respuesta más posible parece la última (siempre las respuestas más "correctas" parecen ser las que dicen "una mezcla de", o "un equilibrio entre", y bla bla, me saca... todo tiene que ser tan relativo siempre?).

Entonces, hay algo, cuando te gusta una persona, que es la atracción, la química (que puede ser fisica, mental, o ambas), la conexión, digamos... Mi pregunta es: es eso algo totalmente irracional? O en realidad esa conexión tiene, justamente, bases racionales (es decir, hay ciertas características de las personas que hacen que pueda producirse cierta conexión)?. Realmente, esperaría que la respuesta fuera la segunda opción, no? Me encantaría que esa atracción, esa cosa que no se explica, tuviera algún fundamento, digamos. Porque si no, si el sentimiento viniera simplemente sólo, sin ninguna relación lógica con el resto de los hechos de tu vida, o de la persona que sos... sería tan desesperante! Porque está bueno que con esa persona (con una de esas personas, digamos) que te pase algo, puedas también construir, proyectar. Y ahí, si no está lo racional... Me parece imposible.

Quizás, no es que es imposible, sino que a mí me resulta imposible.
Será que no soy tan libre entonces, porque estoy atada a una lista, aunque esta vez, propia?

Ese es mi gran miedo: haber roto con la lista de mandatos externos, pero haberme creado una propia, que me limite, que me encierre, que no me deje ser libre.

O será, acaso, que es imposible no tener una lista?




soy

VIERNES, 17 DE JUNIO DE 2011

La mala sangre

Miles de zombies portando sangre peligrosa con la intención de inocular ciudadanxs buenxs, derechxs y sanxs podría ser un buen argumento para un film de clase B, pero desafortunadamente es el reverso bizarro de una resolución vigente en nuestro país. A pesar de tener un matrimonio igualitario legislado, aguas turbias salen a flote recobrando otra fuerza a la luz de nuevas contradicciones: si un hombre puede casarse con otro hombre, y por ende heredar sus bienes, ¿qué hace si el otro necesita una transfusión? ¿Sale a pedir a los cuatro vientos que lxs amigxs “normales” le donen sangre “de la buena”? ¿Y si ese hombre tiene sangre de factor rh negativo, que es difícil de conseguir, al igual que su marido legalmente reconocido, también debe retirarse de la fila?

Según la resolución Nº 865/2006 que impera en nuestro país, sí. Allí se señala que quienes quieran donar sangre deben llenar un cuestionario, llamado de “autoexclusión”, donde se pregunta la orientación sexual del donante: en caso de ser un hombre homosexual, se indica que si mantuvo relaciones sexuales con otro hombre en los últimos doce meses, no puede donar. Si se trata de una mujer que mantuvo relaciones sexuales con un hombre que a su vez haya tenido relaciones sexuales con otro hombre, tampoco.

El martes 14 de junio fue el Día Mundial del Donante de Sangre, o de todos los donantes pasados y futuros, menos no sólo lxs que contestan con verdad su orientación sexual y resulta que ésta es lgbti, sino aquellxs que en los últimos doce meses hayan estado detenidxs por más de 72 horas en instituciones policiales o carcelarias (si estuvieron 48, a ver dónde está la vena que viene el pinchazo), lxs que se hicieron un tatuaje o acupuntura en el ultimo año o quienes hayan intercambiado drogas o dinero por sexo en ese mismo lapso. Si volvemos al ejemplo de más arriba, el “paso de comedia” podría extenderse: suponiendo que la pareja de hombres no haya tenido relaciones sexuales en el último año, tal como pide la resolución, sí podrían donarse sangre, pero... el matrimonio sería anulado por falta de consumación.

Más allá de los ejemplos extremos, hay historias concretas: una mujer que no pudo donarle sangre a su madre enferma, un varón al que le rompieron el formulario en la cara cuando dijo que era homosexual o una pareja que contestó con naturalidad a la pregunta sobre su orientación sexual y fue separada del grupo de donantes. Muchxs de ellxs llegaron al área de salud de la CHA y dos encabezaron el amparo que se presentó el martes en el Fuero Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad, que quedó archivado bajo el expediente 41616/0 del juzgado nº 4, que lleva adelante la jueza Elena Liberatori, la misma que autorizó los casamientos previos a la ley, cuando otros jueces intentaban anularlos. “A veces tenemos suerte”, dijo César Cigliutti, presidente de la CHA, al quedar asignada la magistrada y explicó que son el hospital Durand y el Argerich las instituciones concretas a las que apunta el reclamo, pero la prohibición se efectiviza en todas.

“Si el control está basado en la pregunta homosexual, uno puede ir y mentir, pero hay algo más complejo, que es avalar el hecho de remarcar los famosos grupos de riesgo, ya afortunadamente olvidados por las campañas de hiv, que implica que las personas por su origen, su condición social o su orientación sexual son peligrosas” explica Pedro Paradiso Sottile, del área jurídica de la CHA. ¿Es la sangre contaminada la que preocupa o es la homosexualidad la que lleva el a priori de la contaminación?

En 60 días la Justicia deberá expedirse sobre este amparo y de ahí habrá un largo tramo para que cambie efectivamente la resolución.

jueves, 16 de junio de 2011

cambiar la perspectiva

La rae dice; perspectiva:

3. f. Conjunto de objetos que desde un punto determinado se presentan a la vista del espectador, especialmente cuando están lejanos.

4. f. Apariencia o representación engañosa y falaz de las cosas.

5. f. Punto de vista desde el cual se considera o se analiza un asunto.

6. f. Visión, considerada en principio más ajustada a la realidad, que viene favorecida por la observación ya distante, espacial o temporalmente de cualquier hecho o fenómeno.


A mi siempre (bah, no siempre, en realidad desde hace bastante poco, cuando me empecé a dar cuenta de que ciertos cambios son irreversibles); me llamó la atención esto del cambio de perspectiva.
Cómo puede ser que, mientras vos viajás en el tren, te imaginás cómo va a ser cuando te bajes. Te imaginás los miedos, los peligros, las alegrías también. Te visualizás el nuevo paisaje, incluso te visualizás vos en él... suponés que cosas te van a gustar y cuales no. Pensás, reflexionas, entonces, sobre el destino y sus vicisitudes...
Por otro, también, reflexionás sobre el viaje en sí.
Quizás al principio, cuando te subiste al tren, te gustó. Quizás nunca habías viajado en tren, o sí, pero claro, este tren era diferente. Te gustó subirte. Mirabas por la ventanilla y lo que se veía era hermoso... los asientos eran súper cómodos, se reclinaban y podías dormir tranquilamente. Había calefacción, y eso hacía que no te despertaras. Había mozas que pasaban ofreciéndote comida. Pensabas que qué bueno, que ojalá que el viaje fuera más largo aún, porque querés descansar lo que no descansaste en todo el año.
Resulta, entonces, que dormís como los dioses. Pero te despertás a la mañana siguiente, y, el panorama cambia. Resulta que la calefacción empieza a molestarte... vos pensaste que iba a hacer frío y te abrigaste de más. Resulta que los asientos se reclinan mucho, cosa positiva a la hora de dormir, pero ahora querés aprovechar para estudiar un y los asientos son tan cómodos que te quedás dormida. Te quedaste sin plata, de tanto comprar boludeces cada vez que la mujer pasaba vendiendo comida con el carrito, y ahora morís de hambre y te perturba escuchar las rueditas, y la voz de la mujer, el ruido de la plata de la gente que compra cosas y el ruido de tu estómago. Sólo pensas quierollegarquierollegarquierollegar.

El viaje se termina, y llegás. Era todo tal cual te imaginabas: la gente, el idioma, el lugar donde vas a dormir, la comida, las plazas, los autos, las construcciones. "Uf -pensás- qué suerte que planié todo tanto, que me figuré cómo iba a ser toda la situación, que me situé tantas veces en este momento... " Pero te pasa que, a pesar de haber pensado compulsivamente en ello, te sentís diferente. El finalmente estar ahí, te da vuelta 180° la situación. Resulta que había cosas que no habías planificado... con el mismo escenario, te vienen sentimientos que ni ahí se te habían ocurrido que podías experimentar. Pero "pucha -decís- cómo no me di cuenta de ésto, o aquello. Si sabía que esto iba a hacer así, por qué no traje tal cosa." Pero resulta que había cosas que no podías haber planificado. Así como cuando te querías bajar del tren, así como cuando te subiste al tren. Probablemente ahora te figures de ciertas cosas que no viste antes de salir de tu casa. O te des cuenta de nuevas cosas positivas del tren, aunque el calor y la mujer con el carrito de comida.

El tema es, que aunque una piense y piense, y le dé vuelta a las situaciones... desde lo mental no se puede tener la perspectiva que se adquiere desde lo real. Estar parada en determinado lugar realmente te cambia la cabeza.
Es muy loco. Y me molesta.

jueves, 2 de junio de 2011

No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Esta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.

¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!

Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba de comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...

¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! !María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.

¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

Coincidimos con Oliverio ;)