*Cada persona es lo que hace con lo que hicieron de ella.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Con vivir me

Disecarse. Abrirse en dos. Y verse
Verse con mambos escondidos, con ideas bien disimuladas. Ver la propia actriz que creé a mis espaldas.
Y encontrarse las miserias. Y creer que no puedo con ellas. Que me jode no ser la persona que quiero, que me jode ser la persona que puedo. Y también, que me jode ser la persona que quiero.
Verme adentro, y afrontarme a las partes de mí que no me gustan. Y tratar de convivir con ellas, mientras las voy hechando, o modificando de a poquito.

Tratar de convivir conmigo, con toda mí, de convivirme.
Todo un desafío por delante.

Él2

Él decía "yo no quiero tal cosa". Pero era un no querer querer, pero en el fondo no lo tenía claro. Recién, mucho tiempo después, actuó el no querer; con el cuerpo digamos.

Así se dió cuenta, de pronto, cómo tenía metidas reacciones que no coincidian con su teoría, tan linda y elaborada que era.

Que era más facil verlas de afuera, en ella, y decir "mirá cómo actúa, no quiero eso yo". En un momento algo interno cambió, se dió cuenta que él hacía lo mismo. Y entonces, abrióse la caja de pandora... tanto tiempo haciendo esas cosas, teniendo metidas ideas y teorías que no coincidían con las que él decía a viva voz, tan orgullosamente.

Sé dio cuenta, que en su relación le criticaba cosas, que le adjudicaba a ella, y empezó a ver un montón de momentos en donde él también planteó ese tipo de relación.

Que loco es el momento cuando hacés click.
(Digo, cuando él hizo click)

Él

El tenía muchas teorias. Pensaba, repensaba, elaboraba, analizaba. Teorizaba.
Pero no aprendia. A la hora del acto, no podía poner en práctica sus reflexiones.

Despues de mucho andar, se dio cuenta que para aprender de verdad, hay que ponerle el cuerpo a ese aprendizaje, que si no pasa por las venas, eso tan masticado no se internaliza.



sábado, 10 de septiembre de 2011

miedos

a los miedos hay que agarrarlos. Si se quieren escapar (seguro, seguro que van a querer); correrlos. Correrlos con las piernas, o si no alcanza en bici. O en moto, auto, auto de fórmula 1, o hasta avión si es necesario. Perseguirlos, agrarrarlos, estrujarlos, contenterlos, sostenerlos, mirarlos, escucharlos, apretarlos. Apretujarlos, asfixiarlos, estirarlos, patearlos. Colgarlos, pintarlos. Teñirlos. Mirarlos con microscopio, con telescopio, con anteojos y hasta con lupa. Pegarlos, matarlos, revivirlos, pegarles otra vez. Gritarles, morderlos, masticarlos, azotarlos. Acuchillarlos, acribillarlos, pisarlos, amasarlos. Leerlos, escucharlos, hasta olerlos. Auscultarlos. Revolearlos, bailarlos. Probarlos, empalagarnos. Tragarlos, vomitarlos. Lamerlos, beberlos.

Así, así
Hasta que nos parezcan ridículos

Y estallemos en risa.

falacias.

El miedo es uno de los sentimientos mas opresores que existe (lo sé, es una verdad de perogrullo). A mí, el miedo me hace un efecto loquísimo: hace que empiece a ver mi vida como espectadora. Como que tengo miedo; lo detecto, soy consciente, y automáticamente me veo teniendo miedo. Y no hago nada. Me transformo en espectadora pasiva de mi propia vida, y de mis propios miedos. En esa pasividad, me dejo llevar por la ola enorme, que me aplasta y me avasalla. El problema para mí es que no puedo dejar de sentirme cómoda en esos miedos. Seh, terrible.
No entiendo, no concibo lógicamente, por qué carajo me resulta tan cómodo quedarme en mis miedos, y por qué me da tanto miedo, romper con ellos. Soy dependiente de mis miedos! Patologizando: sufro de miedo-dependencia. Me asusta terriblemente romper con mis miedos. Qué gran falacia.

martes, 6 de septiembre de 2011

Grupo de beldents anónimos.

Tan empeñada estaba yo, en hacer de su necesidad mi ideal... Tan empeñada estaba yo, en ser una persona-chicle, en estirarme para cumplir las expectativas de los demas... Y ahora ésto, ahora creé ésto. Creé una insatisfaccion constante, un enojo constante, una creencia de que yo, la persona-chicle, SIEMPRE puede (y debería) estirarse un poco más. Estirar sus límites, sus brazos. Entonces claro, si yo, la persona chicle, no me estiro, es porque no quiero, o porque no entiendo, o porque no hago el esfuerzo suficiente. Y te enojas.

El otro problema de las personas chicle, es que, tan acostumbradas estamos a adaptarnos, a estirar nuestros limites, que cada pasito no se valora.. total, somos chicle y podríamos estirarnos un poco más también. Entonces, cada paso, cada pasito, en vez de ser visto como eso, un paso, es visto como el paso más grande que no diste.

Último problema de las personas chicle. Sos tan chicle, tan chicle, que las personas en serio creen que sos incondicional. Las personas chicle terminamos estando ausentes de nuestras propias situaciones, para los demas (parafraseando: si te digo que te quedes, te quedas, volves, y volvemos). Claro, los demas siguen estando seguros de tu chiclez, y creen que tu chiclez es eterna, y que cuando quieran y que de ellos depende, vas a volver.

Qué problema ser una persona chicle. Porque dejas de estar, dejas de ser. A los demas (a algunas eprsonas), les cuesta ver que estas. Les cuesta ver que no sos un ente pasivo. Les cuesta ver que no sos solo una respuesta a sus acciones. Les cuesta ver que al estirarte, estas presente. Les cuesta ver que al estirarte hay una decision, y al no hacerlo, tambien. Ojo, las personas chicle tambien creamos esa vision. Muchas veces ayudamos a la vision de los demas, de que piensen que nuestras reacciones son solo re-acciones a las acciones de ellxs. Pero no, basta, es hora de visibilizar la humanidad de las personas chicle. Estuvimos presentes en cada milímetro que se estiró el chicle, y estamos presentes al decidir (o simplemente al decir), que el chicle no se estira eternamente. Pero estuvimos ahi tambien, eh. siempre presentes, siempre queriendo estirarnos mas... y estuvimos presentes tambien, cuando nos olvidamos que los chicles no se estiran una cuadra... en un momento, paf. se rompen.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Límite.

El límite es la condición para la existencia de la cosa limitada.

Si no hay un límite entre dos países, estos dos países no existen. Si no hay límites entre los años, estaríamos siempre en el mismo. Si no hubiera límite a la vida, la vida no sería vida.
Si no hay límite en una casa (pared), entonces tal casa no existe: puede entrar cualquiera, cuando quiera, sin permiso, no hay intimidad.
Si no hay límite a la palabra, a la mirada, y a la acción de otrxs, entonces no hay otrxs: esxs otrxs son parte del yo. Para que yo me diferencie de lxs otrxs, tiene que haber un límite.

El límite, al contrario de limitar, libera. Crea. Hace. Permite ser.

Pasos para construirse la casa propia.

1. elegir un lugar adecuado. En lo posible (y una de las cosas mas dificiles de hacer), que sea fresco, cerca del agua, pero que no se inunde y le de el sol. Que sea en un barrio conocido, pero tampoco en donde conocemos a todos los vecinos.
2. Buscar materiales sólidos, pero tampoco tanto, para que no encierren ni se deje de oír que pasa afuera.
3. ponerse ropa cómoda, porque es un proceso que lleva mucho tiempo.
4. permitirse distracciones y retrocesos: a veces está bueno volver por un tiempo a la casa de los padres.
5. que las vacaciones no duren mucho, porque las vacaciones son comodas. y un poco de comodidad esta bien, pero después estanca y una empieza a angustiarse y a perderse de una misma.
6. esta bueno poder pedir ayuda. en este punto hay que tener cuidado, ojo en calidad de que se pide ayuda. no hay que pedirle a una sola persona, porque despues, la culpa, y el acostumbramiento, y la gratitud... son precios muy caros por pagar. mejor pedirle ayuda a mucha gente, que sepa cuando venir, pero tambien que sepa cuando irse.
7. tratar de disfrutar tambien, y visibilizar los momentos donde una construye sola. es importante poder disfrutar, y tambien lidiar con la sensacion de estar sola, entre revestimientos, ladrillos y baldosas a medio acomodar (cosa que a primera vista puede sonar muy desolador). puede ser util tocar la guitarra, o poner música. tambien puede servir tirarse a leer un libro de un autor/a de su agrado.
8. lidiar con el miedo que produce la casa propia. y tratar de ponerle muchas ventanas, pero tambien que haya zonas de intimidad. y siempre, siempre, tener a mano mas ladrillos.
9. saber que es facil decirlo, pero en la practica las distracciones son enormes. no perder de vista este punto.
10. a pesar de lo expuesto en el punto 9, estar atenta a que la idea de la casa propia tampoco se transforme en mandato. y pensar respecto al caracol, porque al caracol la casa ya le vino encima. eso es mandato, u obligación; y puede ser muy cómodo (ver punto .5) pero no tan liberador.



"No es para quedarnos en casa,
que hacemos una casa,
no es para quedarnos en el amor
que amamos..."
(Juan Gelman)


*Próximamente más instrucciones.

Más de construcciones.

Todos somos casas a medio construír.
Algunes, creen que están construides del todo (y cuando entra agua por el techo, simplemente ponen baldecitos, o se van, para no ver el agua filtrándose)

Otres, creen que no tienen casa alguna (porque no perciben sus paredes).

Hay quienes, también, se quejan de no tenerla construida, pero cada tanto deconstruyen, con gusto, una parte ya hecha (corriendo, también, el peligro de no terminarla nunca).

Otres, tienen miedo de la idea de la casa propia, y prefieren refugiarse en casas ajenas (pero en sus propias habitaciones... fenómeno complejo, y confuso si los hay).

Hay quienes prefieren no fabricarla. Claro, construir lleva tiempo, plata, esfuerzo, energía. Hay que pensar los planos, pero también dejarse llevar un poco por la imaginación. No se puede planificar todo. Pero poner manos a la obra sin papeles es bastante jugado.. y poco recomendable (tampoco caigamos en el hippismo de creer que las cuentas matemáticas no sirven para nada, y todo eso. Si no hacemos un poco de matemáticas, las columnas se caen).

Hay gente que piensa que para qué, que yo ya tengo una casa. El problema de fondo con las casas esas, es que creo que toda casa debe construirse, y que es un proceso propio. Cuando las casas vienen dadas (heredadas, personificadas, o la causa que fuere), una no es partícipe de su construcción. Y eso es para mí, lo peligroso. Si la casa propia no la construyó una misma, esa casa (y más, si tiene patas), puede irse en cualquier momento, y zas! una queda a la intemperie en plena tormenta de Santa Rosa.
Otro de los problemas de no ser partícipe de la construcción de la propia casa, es que, aunque esa casa no se vaya nunca, una corre el riesgo enorme de sentirse ajena en su propia casa. Les juro, es algo que no le deseo ni a mi peor enemigo. Puede ser cómodo al principio, pero después, la sensación de extrañeza es aplastante. Los cimientos pueden ser fuertes y seguros, pero si no los construíste vos, esa seguridad se transforma en agobie y encierro. O simplemente, se cae.