*Cada persona es lo que hace con lo que hicieron de ella.

viernes, 3 de septiembre de 2010

El juego de los opuestos



El binarismo nos invade. El juego de los opuestos se juega en todas partes. Oriente-occidente, norte-sur, hombre-mujer, EEUU-URSS, boca-river... Aparece desde nuestra primerísima socializacion; más que un mecanismo lúdico bien parece un mencanismo de pensamiento. Un mecanismo de pensamiento cerrado, que niega e invisibiliza otras existencias y somete a las visibles a un antagonismo falso y cuasi fanático.

El juego de los opuestos parece multiplicarse por cada momento histórico o lugar que atravesemos, tan intrincado está en nosotrxs mismos que lo hemos naturalizado.

El juego de los opuestos, aunque se asemeja tan amplio, encierra una trampa en sí mismo: por un lado se multiplica en diversos pares, pero termina reduciéndose a uno sólo: el de bien-mal.

Es el clásico ejemplo de binarismo, que en el fondo es el único. Porque toma a los otros pares binarios y los amolda: si soy de boca, mi equipo es el bueno. Si soy de occidente desprecio cualquier cosa proveniente del otro lado del Meridiano...

No es siempre así?

Con las personas pasa, también. Claro que no pretendo caer en la relativización absoluta; entendemos que éticamente hay ciertos hechos y personas que condeno y condenamos.

Pero hablo de lo cotidiano, de cuánto nos cuesta entender que, muchas veces, la gente hace lo que puede... Que si seguimos mirando a lxs demás con esa lógica, tratando de ubicar a lxs otros "jugadores" en uno de esos dos roles -catalogados, unívocos, uno culpabilizador y otro eximidor- perdemos la capacidad de comprensión. Y, por ende, la capacidad de jugar otros juegos, mas lúdicos y más constructivos.

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