*Cada persona es lo que hace con lo que hicieron de ella.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Más de construcciones.

Todos somos casas a medio construír.
Algunes, creen que están construides del todo (y cuando entra agua por el techo, simplemente ponen baldecitos, o se van, para no ver el agua filtrándose)

Otres, creen que no tienen casa alguna (porque no perciben sus paredes).

Hay quienes, también, se quejan de no tenerla construida, pero cada tanto deconstruyen, con gusto, una parte ya hecha (corriendo, también, el peligro de no terminarla nunca).

Otres, tienen miedo de la idea de la casa propia, y prefieren refugiarse en casas ajenas (pero en sus propias habitaciones... fenómeno complejo, y confuso si los hay).

Hay quienes prefieren no fabricarla. Claro, construir lleva tiempo, plata, esfuerzo, energía. Hay que pensar los planos, pero también dejarse llevar un poco por la imaginación. No se puede planificar todo. Pero poner manos a la obra sin papeles es bastante jugado.. y poco recomendable (tampoco caigamos en el hippismo de creer que las cuentas matemáticas no sirven para nada, y todo eso. Si no hacemos un poco de matemáticas, las columnas se caen).

Hay gente que piensa que para qué, que yo ya tengo una casa. El problema de fondo con las casas esas, es que creo que toda casa debe construirse, y que es un proceso propio. Cuando las casas vienen dadas (heredadas, personificadas, o la causa que fuere), una no es partícipe de su construcción. Y eso es para mí, lo peligroso. Si la casa propia no la construyó una misma, esa casa (y más, si tiene patas), puede irse en cualquier momento, y zas! una queda a la intemperie en plena tormenta de Santa Rosa.
Otro de los problemas de no ser partícipe de la construcción de la propia casa, es que, aunque esa casa no se vaya nunca, una corre el riesgo enorme de sentirse ajena en su propia casa. Les juro, es algo que no le deseo ni a mi peor enemigo. Puede ser cómodo al principio, pero después, la sensación de extrañeza es aplastante. Los cimientos pueden ser fuertes y seguros, pero si no los construíste vos, esa seguridad se transforma en agobie y encierro. O simplemente, se cae.


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